Qué te parece si hablamos de este gran elefante blanco que acampa en la sala. Te propongo que lo conversemos libremente, charlemos sus líneas y le demos un cuerpo de palabras más palabras menos. Veamos poco a poco cómo la incomodidad del tema se vuelve hueso y carne, trompa y colmillos. Hablemos por fin de este paquidermo pálido y, cuando esté pleno frente a mis ojos, ojalá te aplaste sin menoscabo.
09 agosto 2012
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