15 mayo 2012

Adivina quien viene a cenar

Por supuesto que lo sucedido en la Universidad Iberoamericana será una ejemplar recurrencia para los próximos días, que no ocurrencia llana. Máscaras como denuncia, frases categóricas y el bochorno esperado, también los acarreados, las salidas por detrás, las apelaciones a la libertad y cierto sentido de logro. Pero también la acusación de que, por ser precisamente universitarios, la palabra enardecida no era lo esperado, ¿Es inteligente la acusación altisonante?¿Era necesaria, oportuna, EJEMPLAR, para que ahora pongamos a los iberos como referencia? Tal vez (no puedo evitar cierto regocijo ante lo ocurrido). Pero luego recordé un caso ficticio que es su momento me pareció sumamente inteligente. La serie se llamaba The Education of Max Bickford (sólo una temporada entre 2001 y 2002). Es el antecedente perfecto de Dr. House: un profesor duro y franco, con desplantes de diva y torres de complejos. Guiones excelentes y un capítulo llamado "Murder of the Fist": Mr. Bickford pelea con sus alumnos y colegas porque defiende, si bien recuerdo, que un candidato detestable se presente en el auditorio de la universidad. Al final, con el auditorio lleno, con los estudiantes preparados a lanzar huevos y demás, en cuanto el sujeto comienza a hablar, Mr. Bickford se levanta y abandona el auditorio: todos comprenden. Lo que defendía no era al candidato, sino su derecho a expresarse, pero también (sorpresa final) su estrategia y derecho de no escucharlo. Mientras el invitado ingrato habla el auditorio se va quedando solo. Fin del capítulo. Genial lo de la Ibero, me dice una de mis partes, pero abandonar el sitio o darle la espalda en silencio, y luego un registro grabado, y cierto sentido de amargura hasta épica en el aire, y un plano cerrado al rostro del tipo... Claro, el problema son los acarreados, siempre ellos. Ah, y también se trataba de una ficción.


0 comentarios: